Comunicación Audiovisuales
Un desafío que, hasta ahora, ningún gobierno constitucional se atrevió a modificar.
El pasado 27 de agosto, coincidentemente con el día que, en nuestro país conmemoramos el día de la radiofonía, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentó en la Cámara de Diputados de la Nación, el Proyecto de Ley que regule el marco de las comunicaciones y audiovisuales.
Voces a favor y en contra se levantaron al unísono. Desde la oposición (el PROP de Macri, De Narvaez y Sola y la gente de la Coalición Cívica) se llegó a denunciar la ilegalidad de su tratamiento, alegando que los Diputados en función, no podían tratarla y que, potencialmente, “habría que esperar a que la tratase la nueva composición de ambas Cámaras, a partir del 10 de diciembre próximo”.
Nada más equivocado que tal apreciación, es como decir que los actuales diputados, elegidos por el mismo voto popular, años anteriores, no estuvieran autorizados en sus funciones para continuar su mandato y que debían dejar sus cargos antes de cumplirlo (o sea un “golpe de Estado legislativo”).
El proyecto ya está en las Comisiones de la Cámara Baja y habrá una participación activa de los diferentes intereses sociales en el debate.
La ley es necesaria para terminar de una vez por toda con una Ley de la Dictadura (26 años) que nadie se atrevió a modificar.
Hubo intentos que solo fueron eso, intentos. 40 mil proyectos se trataron en los 10 últimos años y sólo 40 fueron tratados en Comisión, sin que fuesen aprobados definitivamente.
El interventor del Comfer, Gabriel Mariotto, inició el debate y explico ante el Plenario de las Comisiones legislativas de Comunicación, Presupuesto y Libertad de Expresión, los alcance del proyecto y se mostró dispuesto a mejorar o modificar cualquier artículo que permita “darle mayor precisión al proyecto” e introducir algún que otro cambio en los temas más cuestionados por opositores y aliados, por ejemplo: las características y composición de la autoridad de aplicación, ponerle límites al ingreso de las telefónicas al negocio y modificar el artículo 40 sobre la revisión cada dos años de las licencias. Algo que Mariotto desmintió que fuera así.
El proyecto
Debe convertirse en Ley. Este proyecto es perfectible y, por obviedad, no se puede continuar un año más con la Ley de la dictadura.
En éste proyecto falta precisar la diferencia que existe entre un medio comunitario y “de los otros”.
Las emisoras alternativa o alterativa, necesariamente necesitan ser contempladas en un ítem especial y diferenciado de los otros considerando.
La distribución de la pauta publicitaria, tanto en medios de alcance nacional como los de baja potencia, las exigencias fiscales son las mismas y sin embargo las posibilidades de acceder no se especifican para las emisoras comunitarias.
Desde las distintas organizaciones vinculadas a estos medios, apoyan el proyecto, con reservas, basándose en que, toda ley democrática es perfectible, con su accionar la misma y, con la participación abierta y pluralista de éstas organizaciones, mejorarla sustancialmente en beneficio de todos y no de unos pocos.
Un desafío que, hasta ahora, ningún gobierno constitucional se atrevió a modificar.
El pasado 27 de agosto, coincidentemente con el día que, en nuestro país conmemoramos el día de la radiofonía, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentó en la Cámara de Diputados de la Nación, el Proyecto de Ley que regule el marco de las comunicaciones y audiovisuales.
Voces a favor y en contra se levantaron al unísono. Desde la oposición (el PROP de Macri, De Narvaez y Sola y la gente de la Coalición Cívica) se llegó a denunciar la ilegalidad de su tratamiento, alegando que los Diputados en función, no podían tratarla y que, potencialmente, “habría que esperar a que la tratase la nueva composición de ambas Cámaras, a partir del 10 de diciembre próximo”.
Nada más equivocado que tal apreciación, es como decir que los actuales diputados, elegidos por el mismo voto popular, años anteriores, no estuvieran autorizados en sus funciones para continuar su mandato y que debían dejar sus cargos antes de cumplirlo (o sea un “golpe de Estado legislativo”).
El proyecto ya está en las Comisiones de la Cámara Baja y habrá una participación activa de los diferentes intereses sociales en el debate.
La ley es necesaria para terminar de una vez por toda con una Ley de la Dictadura (26 años) que nadie se atrevió a modificar.
Hubo intentos que solo fueron eso, intentos. 40 mil proyectos se trataron en los 10 últimos años y sólo 40 fueron tratados en Comisión, sin que fuesen aprobados definitivamente.
El interventor del Comfer, Gabriel Mariotto, inició el debate y explico ante el Plenario de las Comisiones legislativas de Comunicación, Presupuesto y Libertad de Expresión, los alcance del proyecto y se mostró dispuesto a mejorar o modificar cualquier artículo que permita “darle mayor precisión al proyecto” e introducir algún que otro cambio en los temas más cuestionados por opositores y aliados, por ejemplo: las características y composición de la autoridad de aplicación, ponerle límites al ingreso de las telefónicas al negocio y modificar el artículo 40 sobre la revisión cada dos años de las licencias. Algo que Mariotto desmintió que fuera así.
El proyecto
Debe convertirse en Ley. Este proyecto es perfectible y, por obviedad, no se puede continuar un año más con la Ley de la dictadura.
En éste proyecto falta precisar la diferencia que existe entre un medio comunitario y “de los otros”.
Las emisoras alternativa o alterativa, necesariamente necesitan ser contempladas en un ítem especial y diferenciado de los otros considerando.
La distribución de la pauta publicitaria, tanto en medios de alcance nacional como los de baja potencia, las exigencias fiscales son las mismas y sin embargo las posibilidades de acceder no se especifican para las emisoras comunitarias.
Desde las distintas organizaciones vinculadas a estos medios, apoyan el proyecto, con reservas, basándose en que, toda ley democrática es perfectible, con su accionar la misma y, con la participación abierta y pluralista de éstas organizaciones, mejorarla sustancialmente en beneficio de todos y no de unos pocos.
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