Siempre comprendí el sentimiento que acunaron los hombres de campo, aquellos que dedicados a las tareas rurales de nuestro suelo, ponían todo su afán al servicio, se podría decir, de los demás.
Vale recordar las estrofas de una vieja canción, hoy más vigente que nunca, de Don Ata.
“las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”
Si lo sabrán los reseros que, campo afuera, “madrugón tras madrugón, con lluvia, escarcha o pampero a veces le dolían fiero los hígados y el riñón”.
De estos hombres, muchos deberíamos aprender sus enseñanzas por que en las peores tareas que “la patronal” encomendaba, allí estaba “el peón de campo”, “el resero”, el arriero”.
Casi ninguno –tal vez muy pocos– tenían algún tipo de educación– eran contados los que habían aprendido a leer. Sin embargo, ellos sabían que para cumplir con esas tareas encomendadas, lo más importante era estar unidos.
Tanto como cuando se escavan algunos animales o en tiempo de yerra, o en las pialadas. La unión hacía a la fuerza y la unión permitía coronar con éxito las tareas.
“Los hermanos sean unidos, esa es la Ley verdadera, si entre ellos se pelean los devoran los de afuera”
Nos enseñaba Don José Hernández en su obra cumbre “El Martín Fierro”.
Pero pasan los años y nos damos cuenta que nada de eso prendió en el corazón del Pueblo Argentino, al menos en una gran mayoría.
Y hoy vemos, muy a pesar nuestro a la Patria Dividida.
Nuestra sociedad se debate entre los anti K que son PRO y los K que son anti PRO.
Y allí, perdida entre las discusiones queda la Patria.
Una larga historia de Unitarios y Federales. De azules y colorados y de rubios y negros, en los países americanos.
Con este panorama vale que nos preguntemos: cómo se le puede poner fin a estas divisiones?
Parece ser una pregunta sin respuesta.
Mantener una esperanza es pensar que todos, pensemos como pensemos, tenemos una misma idea (dice Víctor Heredia en una de sus canciones) y es vivir bien, tener lo mínimo necesario que garantice nuestro paso por la Tierra, austeros pero felices, para eso es necesario que nos saquemos la venda de los ojos para poder apreciar con claridad lo que nos rodea y distinguir en que vereda está el enemigo. Tarea pendiente
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