Todos los animales pero especialmente El Caballo, tienen vida emocionales plenas, tienen sentimientos como la felicidad, el miedo, la alegría, sienten celos y puede hasta tener sentido del humor; sienten dolor, el aburrimiento y otros más. Si los observamos con atención los podremos ir conociendo. Tienen también una forma de comunicarse con su amo o cuidador, es decir con la persona que más en contacto esté con ellos. Así con el trato diario sabremos cuando nos piden agua, su ración o simplemente su cabalgata o paseo.
Pero sabemos poco y nada de cómo son sus sentimientos, sueños, emociones e inteligencia, aunque a menudo solemos decir: “mi caballo es muy inteligente” y contamos algunas anécdotas que demuestran lo que hicieron. Estas cualidades no son exclusivamente humanas, muchos animales las poseen. Si nos remontamos al hombre primitivo nos daremos cuentas que ellos ya las conocían y las consideraban y aún sabiendo que los animales son diferentes, había similitudes con el ser humano.
Al caballo no le gusta lo mismo que a nosotros, aunque a veces lo comparten. La etología es una ciencia que nos permite conocerle mejor y actuar según su lógica natural. Si a todos nos gusta que nos traten bien, es lógico que también lo tratemos bien. Debemos conocer muy bien a nuestros caballos, no todos son iguales o responden de igual manera. Tener en cuenta sus características, el instinto de huida y el de ser un animal gregario. Necesitan compañía ya que tienen muy arraigado el instinto de manada, en convivencia con nosotros nos convertimos en otro miembro de ella. Saber cómo estar en armonía con él, es fundamental.
Ser cruel con ellos es igual a ser cruel con un niño, su “yo” interior los hace semejante a los niños. Si bien su cerebro tiene poca capacidad de racionalidad, no imagina ni tiene concepto de futuro, si con sus recuerdos. Mucha memoria y su cerebelo controla los movimientos en equilibrio es más grande al de los humano. Sus centros emocionales son iguales a nosotros.
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