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martes, 23 de septiembre de 2014

Leyendas Populares

Una Yegua muy especial
Erase una vez un Guerrero Beduino que era dueño de una Yegua muy especial de Raza Pura Árabe - una Yegua que montaba en la batalla y a quien confió su vida -.
Había una relación muy especial, un vínculo de confianza, el amor y el respeto mutuo. Cualquiera habría dado su vida por la otra, de hecho, su vínculo de confianza era tan fuerte que la Yegua a menudo podía "leer los pensamientos de su amo", haciendo exactamente lo que necesita en el momento justo, lo que les permitió ganar muchas batallas.
Un día en una feroz batalla el jinete fue gravemente herido, cayendo sobre el cuello y el hombro de su yegua. A pesar que su amo y amigo estaba inconsciente y tenía muchos kilómetros de vuelta a casa, la yegua le equilibró a través de su hombro, llevándolo cuidadosamente hacia su casa, sin comida ni agua.
Finalmente llegó al campamento, exhausta y débil, y su amo había muerto. A medida que la familia retiró cuidadosamente el cuerpo del Maestro, vieron que el hombro de la yegua estaba con manchas de sangre, dejando una Marca Roja distintiva en su hombro. La familia estaba eternamente agradecida a la yegua por la entrega de su cuerpo. A medida que pasaban los días, la yegua recibió sólo la mejor comida y la atención, y fue visitada y admirada no sólo por los miembros de la Tribu del Maestro sino por todas las otras Tribus de la zona.
Llegó el tiempo de parir, cuando nació el Potro tan esperado, era vigoroso y saludable y de una calidad excepcional. Y también, para admiración de todos, llevaba el idéntico "Hombro Sangriento" que su Madre había tenido de la sangre de su amo.
Fue entonces cuando se dio cuenta la Tribu Beduina que Alá había recompensado a esta Yegua y a su Tribu por su valentía, su lealtad y su fe, y que el "Hombro Sangriento" fue un recordatorio de su favor.
Pasaron más de cien años y de tanto en tanto  se repite la señal del “Hombro Sangriento” en algún potro al nacer. Se dice que son descendientes de la Gran Yegua Guerrera.
NdelE: En la Argentina hay dos ejemplares que responden a esa característica.


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