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miércoles, 25 de enero de 2017

Objetivo de "la familia"

Operación "estampilla"



Pasaron 20 años, y los recuerdos continúan frescos como el primer día.

Todos los que alguna vez y debido a nuestra profesión de periodistas, no hemos encontrado con el diferente accionar de Fuerzas Policiales y directa o indirectamente nos vimos obligados a conocer sus “códigos”, también tomamos conocimiento de la existencia de “la familia”.

Si, “la familia”, una unidad parapolicial que 20 años atrás se había conformado entre policías desde el más bajo en el escalafón hasta el más alto, fiscales, jueces, abogados, empresarios de muy alto nivel y políticos.

Su accionar se desarrollaba por encargue para determinada tarea, el policía de más bajo rango recluta y desarrolla el trabajo que se le encomienda, los altos Jefes aseguran la impunidad, zonas liberadas, o protección ante un suceso imprevisible, la frase: “están actuando encubierto” detienen cualquier accionar que pudiese dejar al descubierto la operatoria.

En los ’90 era muy habitual la contratación de “mano de obra barata”, que con diferentes “purgas” efectuado en los Cuerpos, lo hacía muy fácil.

“La familia” solía ser contratada por terceros para determinados fines (a ciencia cierta, hoy no podría asegurar que continúe existiendo) por ejemplo: custodios, vigilancia en diferentes entidades privadas, residencia y hasta en fiestas privadas organizada por empresarios de muy alto nivel y de la farándula y otros “menesteres”.

La insolencia demostrada en esos años por el periodismo y especial por una foto tomada al estilo paparazi a un empresario multimillonario que le hizo disparar la rutilante frase: es como haberme dado un tiro en la frente”. Marcó el fin de sus días definitivamente.   

Ese misterioso hombre de negocio que amasó una inmensa fortuna siendo simplemente un cartero hasta manejar el Correo Privado más importante de esa década, OCA.

Y un periodista gráfico que apuntó su cámara y puso el dedo en su disparador  a la imagen hasta ese momento absolutamente desconocida de Alfredo Yabrán.

Si, nuestro amigo y compañero jamás imaginó que esa fotografía fuese para él una “bala mortal” que en lugar de brindarle el crédito más alto a su humilde labor de fotógrafo, termina causándole la muerte.

Así recuerdo a José Luis Cabezas a 20 años de su asesinato.

El accionar de José Luis fue la “gota que derramó el vaso”. El periodismo se mostraba “insolente”, ponía al descubierto a narcos-policías, funcionarios coimeros y empresarios corruptos que accedían a grandes beneficios gracias a los “retornos” tomados como práctica, especialmente en esa década (los ’90).

Pinamar se había convertido en el centro de atención de las mejores fiestas de verano y llegaban los eventos que se enunciaban dentro y fuera del ámbito farandulero.

La llegada de la revista “Noticias” (Macci y Cabezas) al lugar, puso en movimiento a “la familia”.

El primer paso fue averiguar en dónde se hospedarían, el segundo paso averiguar con qué vehículo se movilizarían (hubo personal de inteligencia que hizo estas averiguaciones, testigos así lo declararon).

La fiesta organizada por el empresario Andreani, era el lugar justo para actuar, de allí que la “operación” la bautizaron como “Operación Estampilla” (ya que ligaba a los dos hombres más importantes del rubro).

Este empresario solicitó el servicio de vigilancia para la noche de la fiesta, en particular para su residencia y el responsable de la Unidad Policial le aseguraba que también funcionaría el servicio estable de seguridad nocturna contratada por la vecindad.

Las Fuerzas de Seguridad cumplen un rol, la de asegurar que no existan extraños  merodeando, movimientos sospechosos, todo para asegurar la tranquilidad.

Ese mismo día había en la lujosa residencia de Andreani, diferentes custodios ligados a distintas  personalidades y muchos de ellos también ligados a “la familia”.

La “parrilla” ya estaba lista, nadie ve ni observa nada, el operativo estaba en marcha, la comunicación funcionaba a la perfección: “el vació ya salió para la parrilla”, se escuchó la frase romper el silencio de la noche y un “oka”, flotó en ese pesado aire.


Un conglomerado en el tránsito, con dos patrulleros realizando un control, demoró la llegada de los periodistas a la fiestas para la cual estaba especialmente invitados por el mismo organizador. La “farándula” a pleno la revista “Noticias” tenía que estar si o si.

Los estacionamientos ocupados, solo quedaban libres los más alejados del evento, la noche era linda caminar un poco no importaba. El vehículo estaba perfectamente identificado y ahora también el lugar de estacionamiento.

Policía de Pinarmar con un servicio de calle, una vigilancia contratada, nadie vio ni escuchó nada. No hubo tampoco explicación alguna.

La Fuerza Policial de la Provincia de Buenos Aires, siempre tuvo un equipo especial para estos casos, de identificación, una división de Planeamiento y Rastros que en éste caso no fue efectivo. Donde fueron hallados el cuerpo de Cabezas y el auto que él manejaba, no obtuvieron ningún tipo de datos, sin embargo días después apareció un teléfono celular que sería del fotógrafo o bien pudo ser de alguno de sus asesinos y que fue encontrado por un vecino del lugar.

También vecinos de la zona afirmaron a ver visto a una cupe chevy negra y un Dodge amarillo sin identificación. Nunca se certificó lo que la policía dijo de haber visto visto a una camioneta blanca sospechosa por el lugar.

Se destaca algo que los investigadores nunca tuvieron en cuenta, en la Ciudad de La Plata se vio en varias oportunidades a dos vehículos como los descriptos (la chevy y el Dodge) el día que la policía reprimió a los estudiantes en una protesta en la cual fue baleado un camarógrafo de Canal 13, que se lo llamó al silencio.

En Pinamar en ese tiempo tenía asiento la importantísima Brigada de Investigaciones de Mar del Plata, surge la pregunta: cómo tanta impunidad para un crimen tan aberrante?

Posteriormente, el curioso “suicidio” del empresario Alfredo Yabrán, que se habría disparado un tiro de escopeta en el baño de su campo en Entre Ríos y al cual se lo veló a “cajón cerrado” por orden de la Jueza que tuvo las actuaciones a su cargo.
El brazo largo de “la familia”, muy largo, que es de esperar se halla desarticulado

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