La Celag brinda un informe especial sobre la tasa y tipo de cambio real en Argentina entre 1997 /2024
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Cuadro informativo de la Celag. |
- Con este nivel de precios no habrá una “lluvia de inversiones” productivas, porque es mucho más eficiente vender caro en el mercado interno lo que se produce más barato en el exterior. La baja competitividad, combinada con la recesión, ha provocado una caída inédita de la tasa de inversión. Sin lugar a discusión
- El gráfico 1 muestra que la tasa de inversión de la economía argentina se desplomó cada vez que el tipo de cambio real bajó a los niveles actuales, en especial, cuando el comercio internacional está liberado.
- La tasa de inversión actual, en torno al 15%-16%, está en los mismos niveles que los del final de la convertibilidad y apenas 2,5 puntos por encima de la tasa de inversión que tuvimos durante la pandemia en 2020. En estos dos períodos se combinó el tipo de cambio bajo con la apertura comercial indiscriminada.
- El tipo de cambio real, igualmente bajo, durante los últimos años de mandato de CFK convivió con tasas de inversión más altas gracias a la regulación del comercio.
- El primer semestre de gobierno de Milei combinó una fuerte caída del tipo de cambio real con apertura comercial.
- Esta combinación causó una caída de la tasa de inversión sin precedentes en la historia moderna. Desde el tercer trimestre de 2023, la tasa de inversión cayó 7,1 puntos porcentuales (desde 22,7% a 15,6% en el segundo trimestre de 2024), mientras que durante la crisis de 2001 cayó 5,5 puntos porcentuales y durante la pandemia cayó 6,2 puntos porcentuales.
Tipo de cambio real y comercio exterior
- Desde los ‘90, tuvimos 4 etapas con más de un semestre seguido de déficit en la balanza comercial y, en todas ellas, el tipo de cambio real fue tan bajo como el actual (gráfico 2, barras celestes).
- Solo en dos oportunidades Argentina tuvo un tipo de cambio real como el actual combinado con superávit comercial (gráfico 2, barra rosada). En estas dos ocasiones, se debió a que hubo una gran recesión económica que frenó las importaciones y permitió el superávit.
- La primera vez fue hacia el final de la convertibilidad, entre 2000 y 2001, cuando la economía estaba en plena recesión (cayendo tres años consecutivos), al -0,8% en 2000 y -4,4% en 2001
- Y la segunda, durante lo que va del Gobierno de Milei, cuando se estima una caída del 3,5%-4,5% al finalizar el año
- El tipo de cambio real actual es incompatible con un crecimiento económico sostenido porque, si la economía creciese, generaría una demanda de divisas que pondría en riesgo la estabilidad del sector externo. Al igual que durante las 4 etapas anteriores que combinaron tipo de cambio bajo -como el actual- con crecimiento (en los ‘90 con la convertibilidad de Menem, en 2015 con CFK, en 2017 con Macri y en 2023 con Alberto Fernández), la economía enfrentó corridas cambiarias o una crisis de balanza de pagos.
- Con un tipo de cambio y apertura comercial similar a la actual, durante el Gobierno de Macri -cuando la economía crecía al 2,8% en 2017- se llegó a alcanzar un déficit comercial de 6 mil millones de dólares semestral.
- Conclusiones
La economía de Milei optó por una devaluación inicial para sacrificar los ingresos en pesos, seguida por una apreciación paulatina del tipo de cambio para estabilizar los precios que sacrificó los ingresos en dólares. Una estrategia similar a la ‘tablita’ cambiaria de Martínez de Hoz, que puede ser eficaz para bajar la inflación en un corto plazo a costa de desmontar el aparato productivo y, así, sembrar la próxima crisis cuando las divisas se agoten.
Es una apuesta efectiva para atraer inversiones financieras “golondrinas de paso” -mientras dure la paz cambiaria y la burbuja-, y para expulsar la inversión productiva. Y, lo peor de todo, es que es una política repetida de la que conocemos bien el final. Nada mejor que el relato de Mario Rapoport, historiador prestigioso de la Economía, para describir lo que está haciendo Milei:
Y anticipar sus consecuencias:
“Pero el tipo de cambio se atrasaba, las importaciones se aceleraban, y comenzaba la salida de capitales para evitar que la devaluación subsiguiente recortara las ganancias en dólares. Ya entonces se esbozaba la próxima crisis de pagos. Los industriales practicaban aumentos preventivos de precios y retención de mercaderías; el Banco Central aumentaba las tasas de interés para tratar de evitar la fuga de capitales y el clima se tornaba caótico e inflacionario, hasta que la inevitable devaluación o seguidilla de devaluaciones indicaba el fin del ciclo.”
Nada más que decir.
- Con este nivel de precios no habrá una “lluvia de inversiones” productivas, porque es mucho más eficiente vender caro en el mercado interno lo que se produce más barato en el exterior. La baja competitividad, combinada con la recesión, ha provocado una caída inédita de la tasa de inversión. Sin lugar a discusión
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